Autismo y Perros: ¿De qué manera los perros pueden ayudar a las personas con TEA?

¿Qué es el Trastorno del Espectro Autista? 

El autismo es un trastorno de origen neurobiológico que incide en la configuración del sistema nervioso y el funcionamiento cerebral afectando principalmente a   la interacción social, las habilidades de comunicación y la conducta.

Si bien actualmente aún no se ha detectado ninguna anomalía visible de autismo en el cerebro, sí es posible observar que algunas áreas cerebrales concretas no se desenvuelven de forma coordinada.

Dicha condición puede afectar a la forma de comportarse, el lenguaje, la comunicación y la interacción social.

La prevalencia en España del Trastorno del Espectro Autista se sitúa en 1 por cada 100 niños, aunque la incidencia en los últimos años ha incrementado en una gran proporción. Las principales causas de este aumento son el cambio en los criterios diagnósticos, el conocimiento cada vez mayor de sus manifestaciones y la aparición de instrumentos más precisos para su evaluación.

 

¿Qué beneficios aportan los perros a las personas con autismo?

El autismo no tiene cura. ¿Por qué?

La respuesta es simple: el autismo no es una enfermedad.

Sin embargo, existen diversos modelos de intervención para ayudar a las personas con TEA a reducir su sintomatología y a darles recursos para que sean lo más autónomos posible, como lo es la terapia asistida con animales. Este tipo de intervención aporta numerosos beneficios a nivel cognitivo, físico y psicológico, mejorando aspectos relativos a la comunicación, la socialización, la regulación sensorial, el control de impulsos, entre otras cuestiones.

 

Algunos de los beneficios que aportan los perros en personas con TEA son: 

  • Ayudan a focalizarse en el momento presente, reduciendo la ansiedad anticipatoria.
  • Favorecen la relajación y el control de las estereotipias (aquellas voces, posturas o movimientos repetitivos o ritualizados).
  • Pueden ayudar a controlar las conductas de fuga a través de los anclajes.
  • Pueden ayudar a mejorar los patrones de sueño.
  • Fomentan el pensamiento flexible y reducen la rigidez conductual. 
  • Ofrecen apoyo social a la hora de relacionarse con otras personas.
  • Facilitan y motivan a la comunicación verbal y no verbal.
  • Ayudan notablemente a mejorar el control de impulsos. 
  • Pueden proporcionar calma y estabilidad en los momentos de crisis.
  • Estimulan estados de ánimos positivos, mayor predisposición a participar de las actividades, etc.
  • Ayudan a desarrollar autoconfianza e independencia (al sentirse acompañados, aprenden a confiar en el entorno).
  • Ayudan a comprender, gestionar y expresar sus emociones con mayor facilidad.
  • Contribuyen a mejorar el desarrollo cognitivo (a través del juego, los perros constituyen una gran fuente de motivación para participar en las tareas que se proponen y que el aprendizaje sea realmente significativo).

 

Autismo y perros

 

¿Son recomendables los perros para niños con autismo?

Ésta es la gran pregunta que como profesionales del ámbito de la terapia con perros nos encontramos muy a menudo en nuestro día a día. 

Los perros en general aportan numerosísimos beneficios cuando tienen la suerte de formar parte de una familia con niños, que los cuida y los respeta. Pero, ¿están todas las familias preparadas para incorporar un animal a sus vidas? ¿Es siempre esta convivencia beneficiosa para los hijos? ¿Es cierto que todas las personas con autismo tienen una conexión especial con los animales?

¿Por qué?

Como hemos anticipado anteriormente, la respuesta a esta pregunta no es tan clara, pues cada ser humano es único y especial, y al igual que el resto de personas, no a todos nos gusta, interesa o funciona lo mismo.

El autismo no es lineal, es un espectro, una condición compleja del neurodesarrollo y sus características varían de persona a persona. Cada persona con TEA es irrepetible, con un conjunto de capacidades y dificultades propias. 

Por ello, cuando hablamos de animales y Autismo no podemos hacer generalidades de este tipo. Podría suceder, por ejemplo, que el perro deje de ser un interés al convivir siempre con él. El perro de terapia por el contrario resulta un reforzador intermitente altamente motivador, pues aparece y desaparece en el tiempo, al cual visitan  una o dos veces por semana. Otros niños pueden abrumarse ante la intensidad sensorial que ofrecen estos animales, les angustie su presencia, no lo disfruten o les sobre excite demasiado, etc. 

 

Tener un perro y la responsabilidad que conlleva:

Cuando deseamos incorporar un ser vivo a la familia debemos ser muy conscientes de la decisión tomada y entender que ésta condicionará a todo desarrollo familiar como mínimo durante los próximos 12-14 años de vida del animal. Del mismo modo es necesario entender que es nuestra responsabilidad el ser capaces de cubrir con todas sus necesidades físicas y emocionales  que aseguren su bienestar ( mucho más allá de proporcionar agua, comida, paseos y juego). Además, en la mayoría de las ocasiones, incorporar un perro a una familia implica un desgaste de tiempo y dinero considerablemente elevado, del que no siempre se dispone y puede llegar a ocurrir que el animal en cuestión pase, por diversas circunstancias, a un segundo plano o que su bienestar se vea comprometido al no ser atendido como necesita.

Por todas estas razones, desde Entrelazadogs siempre sugerimos y animamos a quienes se están planteando incorporar un perro a sus vidas pensando en su hijo o hija con autismo, realizar una consulta previa con un profesional especializado que ayude a analizar cada caso para poder valorar de forma objetiva si será beneficioso o por el contrario, perjudicial, tomar esa decisión, no solamente por el bienestar del niño sino también por el de toda la familia.

Si te encuentras en esta situación y crees que este es tu caso, no dudes en consultarnos.

 

Características generales de los niños con autismo

El trastorno del espectro autista se suele diagnosticar en los primeros años de vida y con el paso del tiempo como ya hemos mencionado, puede provocar dificultades en el ámbito social, del aprendizaje  y de la comunicación. 

Los síntomas suelen aparecer durante el primer año, aunque algunos casos, los niños/as se desarrollan sin dificultades. Luego entre los 18 y 24 meses de edad pasan por un período de regresión donde efectivamente se hacen visibles los síntomas del autismo.

Si bien el TEA es una condición que acompañará a las personas a lo largo de toda su vida, es importante su detección precoz, antes de los 3 años de edad y la intervención en atención temprana. Estos son los dos pilares fundamentales. 

Ambos permitirán minimizar la intensidad de las manifestaciones propias del autismo, y al mismo tiempo posibilitará que el individuo cree nuevas estrategias de adaptación al entorno que le permitan sobrellevar dichas dificultades con mayor autonomía.

 

La detección temprana junto a un tratamiento intensivo y de estimulación puede ser la clave para marcar una gran diferencia en la vida de muchas personas con TEA.

Si bien no existen dos personas con autismo iguales, ya que estamos hablando de un espectro y no de una clasificación.

Podemos mencionar algunas características generales:

  • Especificidad: si bien las características del TEA muchas veces aparecen asociadas a otras condiciones, tales como discapacidad intelectual, problemas de salud mental o trastornos del lenguaje, en realidad son nucleares y específicas.
  • Invisibilidad: el autismo no se manifiesta a nivel físico, es decir, no es visible. Se trata de una condición que afecta las competencias cognitivas y de comportamiento.
  • Ciclo vital: el trastorno del espectro autista acompañará a las personas que lo afecten a lo largo de toda su vida, aunque sus manifestaciones pueden variar según la etapa vital, las experiencias y la red de apoyo o sostén que tenga cada cual.
  • Variabilidad: aunque las personas con autismo comparten el mismo diagnóstico, cada una tiene sus propios intereses, capacidades y necesidades puntuales y únicas.
  • Causas y origen: hay estudios que sostienen que el TEA es el resultado de múltiples mutaciones genéticas en interacción con el ambiente. Según la ciencia, existe la posibilidad de que más de 100 posibles genes puedan estar implicados en el autismo.

 

Con respecto a los factores ambientales, como características particulares de ambos progenitores o eventos perinatales, pueden contribuir al desarrollo y evolución del trastorno.

  • Entorno familiar: el impacto del autismo no se da solamente en la persona afectada sino en toda su familia. Por eso es muy importante contar con el apoyo y la información adecuada.

Sin embargo, debemos decir que no todas las características generales de las personas con TEA están vinculadas a dificultades. 

 

TEA y perros

 

También comparten ciertas características asociadas con una serie de capacidades:

  • Suelen ser meticulosos.
  • Presentan curiosidades por temas muy específicos.
  • Desarrollan un conocimiento especializado sobre aquellos temas que son de su interés.
  • Son sinceros.
  • Son honestos.
  • Es común que respeten las reglas.
  • Suelen prestar atención a los detalles.
  • Se adaptan fácilmente a las rutinas.
  • Desarrollan competencias en tareas mecánicas y repetitivas.
  • Suelen tener tendencias lógicas.
  • Es común que tengan la capacidad de escuchar sin prejuzgar.

Autismo: Detección y diagnóstico. 

La detección temprana del autismo es fundamental. 

Aunque la identificación de este trastorno no resulte tan sencilla (puesto que no existen marcadores neurobiológicos), sí se llevan a cabo una serie de procedimientos con el fin de llegar a un diagnóstico preciso.

Se utilizan, a nivel mundial, los criterios descritos y científicamente consensuados del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-V) o la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-11)

Se realiza una valoración especializada por un equipo multidisciplinar (profesionales de medicina, educación, psicología y  bienestar social con formación específica en TEA) que tienen en cuenta aquellos datos que se obtienen de:

  • Exámenes médicos.
  • Valoración genética.
  • Evaluación psicológica y psiquiátrica (de la conducta, emocional, cognitiva, adaptativa y comunicativa).

El diagnóstico del Trastorno del Espectro Autista se realiza teniendo en cuenta las siguientes áreas:

Comunicación e interacción social: las personas con TEA pueden tener dificultades para expresarse o para comprender a los demás.

 

1) Dificultades en relación a la comprensión:

  • Interpretar mensajes verbales.
  • Comprender una frase, aunque entiendan el significado de todas las palabras.
  • Entender chistes, metáforas, ironías, doble sentidos, etc.
  • Interpretar la comunicación no verbal (gestos, expresiones emocionales, etc).

 

2) Dificultades vinculadas con la expresión:

  • Utilizar un lenguaje acorde al contexto. Aunque a veces la expresión sea correcta, el lenguaje que usan puede ser demasiado formal o con una entonación diferente.
  • Saber cómo mantener una conversación (o cómo iniciarla o terminarla).
  • Poder identificar los temas de conversación acorde al contexto o intereses de la otra persona.

 

3) Dificultades en sus relaciones sociales:

  • Adaptar su comportamiento a contextos sociales.
  • Comprender emociones, deseos o intereses de otras personas.
  • Expresar sus emociones de acuerdo a un contexto o situación particular.

 

Flexibilidad de pensamiento y comportamiento: las personas con TEA pueden presentar dificultades a la hora de ser flexibles frente a las demandas de los diferentes contextos o situaciones sociales como, por ejemplo:

  • Presentar resistencias frente a cambios en la rutina.
  • Enfrentarse a situaciones desconocidas.
  • Generar nuevos intereses (su repertorio suele ser limitado y específico).
  • Modificar patrones de comportamiento (suele ser rígido y repetitivo).

 

Estímulos sensoriales: las personas con TEA suelen presentar alteraciones en el procesamiento determinados entornos, suelen manifestar dificultades o malestares tales como:

  • Intolerancia ante determinados sonidos, luces, sabores, texturas, etc. (incluso aquellas que suelen pasar desapercibidas para la mayoría de la gente).
  • Interesarse particular o insistentemente con determinados estímulos (objetos brillantes, luces, etc).
  • Aparente indiferencia ante el dolor o la temperatura.
  • Necesidad de buscar estimulación mediante movimientos físicos (girar sobre sí mismos, saltar, balancearse, etc).

Dentro del espectro autista, el DSM-5 establece tres niveles o grados de gravedad:

Grado 1:

  • Es el nivel de gravedad más leve. Permite llevar una vida autónoma, pero a veces necesita apoyo.
  • Dificultades para establecer relaciones sociales y frecuentes reacciones inusuales cuando interacciona con los demás. Poco interés para establecer vínculos sociales, aunque si los logra puede comunicarse y hacerse entender.
  • El desarrollo del lenguaje y procesos cognitivos son normales.

Grado 2:

  • Dificultades notables en la comunicación social, verbal y no verbal. Alteraciones en el establecimiento de relaciones con los demás. Responden de manera peculiar a las interacciones.
  • Lenguaje muy limitado.
  • Conductas repetitivas (estereotipias motoras y manierismo).
  • Aislamiento.
  • Con los apoyos pertinentes pueden ser capaces de desarrollar tareas de la vida cotidiana.

Grado 3:

  • Nivel más grave. Dificultades severas en las habilidades para la comunicación social, verbal y no verbal, que interfieren en su adaptación.
  • No suelen iniciar las interacciones sociales y responden de forma muy limitada a las interacciones con otras personas.
  • Normalmente solo se comunican de manera directa con las personas más cercanas.
  • Vocabulario muy reducido. Suelen utilizar palabras ininteligibles de difícil comprensión para los demás. Presentan movimientos estereotipados que interfieren con su funcionamiento en los distintos contextos, por lo que no pueden vivir de manera autónoma e independiente. 

Autismo y perros

 

Signos de alarma y señales de alerta en personas con Autismo

Es común que, como madres, padres o cuidadores, nos preguntemos:

¿Cuáles son los signos de alerta a los que debemos estar atentos/as? ¿Qué debemos tener en cuenta a la hora de realizar una consulta profesional?

En la medida en que los niños y niñas crecen van pasando por diferentes etapas. Los hitos del desarrollo hacen referencia a esos momentos en que los peques aprenden ciertas habilidades o destrezas.

Si bien no siempre coincide exactamente la edad cronológica con aquello que se espera que el niño adquiera (balbucear, gatear, hablar, caminar, señalar, etc), sí existen ciertos parámetros que podrían ser indicadores de alguna condición, trastorno o problema de salud.

En el caso del autismo, recomendamos estar atentos a las siguientes señales más aún si ocurren de forma constante:

1) Hasta los 12 meses:

  • Poco contacto visual.
  • Falta de anticipación al cogerlo en brazos.
  • Sin respuesta ante su nombre (cuando se le llama). 
  • Poco interés ante juegos interactivos simples (como las cosquillas).
  • Irritabilidad.

 

 

2) Al año:

  • Ausencia de sonidos, palabras sencillas o balbuceos.
  • Pocos o nulos gestos comunicativos (señalar con el dedo o saludar con las manos).

 

3) Entre los 12 y 18 meses:

  • No señalar o mostrar objetos.
  • No dirigir la mirada hacia donde se señala.
  • Respuestas de rechazo ante estímulos auditivos determinados.

 

 

4) Entre los 18 y 24 meses:

  • Precocidad o retraso en el desarrollo del lenguaje.
  • Falta de imitación de acciones o gestos.
  • Acciones repetitivas (alinear objetos, abrir y cerrar puertas, etc).
  • No demuestra interés en relacionarse con otros niños.

 

Tipos de intervención en personas con TEA

Existen diferentes tipos de tratamientos, según cada caso y necesidad.

Como hemos dicho, el autismo no se “cura” porque no es una enfermedad, pero sí se puede tratar y es fundamental la detección temprana (antes de los 3 años de edad), para una mejor calidad de vida.

Algunas opciones de tratamiento son:

  • Terapia de la conducta.
  • Terapia educativa.
  • Terapia familiar.
  • Terapia ocupacional.
  • Logopedia.
  • Terapia asistida con animales.
  • Terapia farmacológica.

Terapia con perros en TEA

 

¿Qué metodología ofrecemos desde Entrelazadogs para casos de TEA?

Existen varias metodologías de intervención en niños y niñas con Autismo, como Lovaas, ABA, TEACCH, LEAP, Denver, etc.

Desde Entrelazadogs elegimos trabajar bajo las pautas del Modelo Denver de Atención Temprana con niños con TEA de entre 1 y 5 años.

Este modelo, que en inglés se conoce como ESDM (Early Start Denver Model), se trata de una metodología combinada, es decir, que incorpora otras metodologías, lo cual la hace más eficaz. 

Además de tener una fuerte validez científica se centra en captar la atención del niño o niña, demostrándole que la interacción con otras personas puede ser positiva, enriquecedora e interesante. El modelo pretende desarrollar y mejorar la comunicación, la imitación, el lenguaje (verbal y no verbal), la atención, las ganas de juntarse los unos con los otros y, sobre todo, jugar. ESDM presenta muchas ventajas, como por ejemplo, el hecho de actuar desde edades muy  tempranas o de utilizar los conocimientos del desarrollo emocional y cognitivo del niño. 

 

La imitación y la comunicación son factores claves que favorecen el aprendizaje de los más pequeños.

El método Denver, a su vez, se ocupa de orientar al entorno familiar de modo que aprendan a integrarlo y aplicarlo en la cotidianidad de niño (colegio, hogar, etc).

¿Qué aspectos se abordan?

  • Área expresiva.
  • Área receptiva.
  • Área imitativa.
  • Área Cognitiva.
  • Área Motora.

Los terapeutas somos quienes establecemos los objetivos, los evaluamos y realizamos la intervención adecuada.

Las sesiones duran una hora/ 45 minutos y se centran en los intereses y motivaciones del niño/a. 

Los padres pueden estar presentes durante la sesión para poder observar cómo trabaja la psicóloga junto a su niño/a.

En Entrelazadogs incorporamos además a nuestros perros de terapia para trabajar interactivamente con el mismo, y aprovechar así el enorme abanico de posibilidades que nos ofrece contar con su presencia a nivel de estimulación cognitiva, psíquica y física.

Nuestro trabajo como profesionales de terapia asistida con perros se basa en establecer paulatinamente un vínculo entre el niño/a con autismo y el perro, el cual busca fortalecerse con el paso del tiempo. Así el perro podrá acompañar al paciente durante su proceso de terapia. Los perros acompañan y refuerzan la motivación de permanecer y venir de forma regular a las sesiones para realizar avances en su proceso. 

El éxito de este tipo de intervención radica en el vínculo del niño con el perro. En algunas ocasiones al inicio del tratamiento, puede parecer que al pequeño no le interese el perro. Esto puede ser causado por desconocimiento, porque no sepa cómo interactuar con él. Es importante por ello, que las primeras sesiones vayan dirigidas a crear el vínculo. Aquí está el secreto de la eficacia del tratamiento.

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