Problemas de Conducta en niños, adolescentes y adultos
¿Qué son los problemas de conducta?
Hablamos de problemas de conducta cuando se manifiestan de modo persistente y continuo en el tiempo formas inadecuadas, no comunes, o inesperadas de comportarse y proceder. Estos problemas de conducta pueden estar presentes en personas de cualquier rango de edad, frente a los demás y en su entorno.
Los problemas de conducta son frecuentes en muchos niños y niñas. En su cotidianidad y a lo largo de su desarrollo es común que presenten cambios en el comportamiento.
Esto tiene que ver con la conformación propia de su personalidad: la forma de vincularse con el otro y la búsqueda de su propia identidad en la medida en que se desarrollan.
Los cambios de conducta en niños o adolescentes son comunes y esperables. Pero esto no quiere decir que estas manifestaciones sean siempre saludables.
Cuando detectamos problemas de conducta, como personas adultas responsables, cuidadoras, profesionales de la salud y educadores debemos, permanecer atentos.
¿Por qué?
Porque a veces esos cambios de conducta, sobre todo aquellos imprevisibles, pueden estar representando un síntoma de algo más. Algún tipo de trastorno (leve, moderado o grave) podría estar encubriéndose en estos cambios de comportamiento.
En estas ocasiones, siempre es recomendable hacer una consulta con algún profesional de la salud mental.
¿Cuáles son los Problemas de Conducta en niños?
Los problemas de conducta en los niños y las niñas, generalmente no tienen un origen único.
Las causas pueden ser diversas y variadas:
- Genéticas y orgánicas: factores genéticos hereditarios, particularidad psicofísica debido a otras causas como enfermedades, accidentes, etc.
- Ambientales: nivel socio-económico, contexto, entorno social y cultural, etc.
- Familiares: modelos parentales, estados emocionales de madre, padre o persona a cargo, afectividad, estilos educativos, etc.
La interacción de estas tres áreas: condiciones ambientales, variables orgánicas o genéticas y contextos familiares, configuran experiencias de aprendizaje. Así como también actitudes y modos de pensar originando como resultado, diferentes modos de comportamiento.
Los problemas de conducta más frecuentes en la niñez pueden manifestarse mediante:
- La Desobediencia es uno de los comportamientos más frecuentes, y las causas pueden ser muchas:
- Niños que tienen baja tolerancia a la frustración. Generalmente presentan estados ansiosos por conseguir lo que desean de forma inmediata.
- Personas adultas que etiquetan a los niños y niñas con términos negativos, como “eres malo”, “te portas mal”, “no sabes hacer las cosas bien”, etc.
- Portarse mal es un recurso de niños o niñas que desean (¡o necesitan!) llamar la atención de sus padres, madres o cuidadores.
- La desobediencia a veces es una respuesta a una educación muy autoritaria.
- Contradicciones entre madres, padres o cuidadores con respecto a la educación. Incongruencia, falta de acuerdos, o pautas confusas a la hora de comunicar algo a los niños (ya sea positivo como negativo).
- Prometer algo (ya sea recompensa o algún tipo de regaño) que luego no se lleve a la práctica.
- Las Rabietas también son manifestaciones comunes en la niñez. Tienen que ver con expresiones exacerbadas con el fin de mostrar incomodidad o enfado.
Se encuentra asociado a un modo de actuar particular, para obtener aquello que desean y no les es dado, de forma inmediata. O por el contrario, deshacerse de alguna situación en la que no se encuentran a gusto.
Las rabietas son conductas habituales en niños de alrededor dos o tres años pero también es esperable que vayan desapareciendo, progresivamente, en la medida en la que vayan creciendo.
Cuando este tipo de comportamiento persiste en el tiempo es necesario revisar el modo en que los adultos responsables de su cuidado están educando al niño.
- El Negativismo se refiere a aquellos niños que constantemente dicen que “no”. Los negativistas muestran una postura de oposición pero sin rasgos agresivos.
La negación es una forma de evadir aquello en lo que no desean involucrarse o de llamar la atención de sus padres. Las causas pueden ser múltiples y es importante detectar a tiempo este tipo de comportamiento aprendido. Así se podrá ahondar en las posibles razones y evitar que se acentúe y cause trastornos mayores a posteriori.
- La Agresividad en la niñez suele manifestarse de diferentes modos, ya sea físicamente (pegar, patear, tirar del pelo, morder, etc.), como verbal (burlas, ofensas, etc.). Las causas son innumerables, pero entre algunas podemos destacar:
- Aprendizajes violentos de comportamiento (a través de programas televisivos, juegos, etc.).
- Falta de comunicación con sus madres, padres o cuidadores.
- Problemas en las relaciones parentales o familiares.
- Trastornos en la salud física o mental.
- Baja tolerancia a la frustración.
Los problemas de conducta, como hemos visto, son diversos y pueden deberse a múltiples factores.
Es imprescindible en cualquier caso permanecer atentos como personas adultas responsables de sus cuidados y observar si alguno de estos comportamientos se sostiene de modo persistente en el tiempo.
Es necesario que, de ser detectado, se realice una consulta con algún profesional de la salud con el fin de identificar el origen y tratarlo.
Problemas de conducta: ¿Cómo se tratan?
Si los problemas de conducta persisten en el tiempo, podemos estar hablando de un trastorno de conducta.
Hablamos de trastorno de conducta cuando se manifiesta algún comportamiento agresivo hacia personas, animales u objetos. Cuando se violan los derechos de otro, se incumplen normas sociales o se transgreden límites de modo grave.
Cuando el problema de conducta no es considerado clínico, por lo general, se trabaja con las familias donde el terapeuta los orienta brindándole pautas acerca de cómo acompañar, guiar y educar al niño o niña en cuestión.
En cambio, si existiese un trastorno de la conducta, el psicólogo o psiquiatra trabajará directamente con el niño, además de acompañar a las familias, orientándolas.
Para tratar cualquier tipo de problema, sea leve, grave o moderado es importante la detección temprana.
Si existiese un problema de conducta en niños y niñas preescolares, de no ser tratado a tiempo, lo más probable es que con el paso del tiempo se corra el riesgo de que se transforme en algún trastorno de conducta. El mismo puede emerger de forma abrupta en cualquier etapa vital (edad escolar, adolescencia o adultez).
Hoy en día existen distintos tipos de terapias llevadas a cabo por profesionales de la salud especializados en niñez o adolescencia.
Problemas de conducta en adolescentes
Algunos de los problemas de conducta más frecuentes en adolescentes, y a los cuales debemos permanecer atentos son:
- Problemas a la hora de vincularse y/o relacionarse con los padres o hermanos.
- Irresponsabilidad
- Consumos problemáticos: drogas, internet, dietas, etc.
- Violación o transgresión de reglas.
- Agresiones a personas o animales.
- Destrucción de objetos o espacios.
Los problemas de conducta en los adolescentes son quizás un tanto más complejos de abordar. Esto no significa que la terapia pueda resultar ineficiente, ¡todo lo contrario!
El desafío como madres o padres, en tal caso, es poder generar el espacio adecuado, de confianza y seguridad para que ellos puedan expresarse y confiar.
Adolescencia y cambios
La adolescencia se caracteriza por una etapa de grandes cambios: físicos (hormonales, aumento de peso o talla, etc.), psicológicos (inquietudes o emociones novedosas o contradictorias, necesidad de independizarse o de sentirse parte de algún grupo de pertenencia), sociales (cambio de intereses, enamoramiento, elección de asignaturas y de carrera profesional, etc.).
Por lo general, y por la etapa misma de desarrollo que se encuentran atravesando, los adolescentes suelen sentir que “el mundo está contra ellos”. La mayoría de las veces son bastante reticentes a realizar un tratamiento terapéutico.
Es por tal motivo, que las familias son las que muchas veces dan el primer paso de consulta con algún profesional.
Al igual que en la niñez, los trastornos o problemas de conducta pueden deberse a múltiples causas.
Quizás en esta instancia, si existiese previamente algún tipo de patología no tratada, pueda intensificarse la sintomatología.
Lo que anteriormente se podía llegar a justificar como alguna alteración de comportamiento, ahora quedará más expuesto, y la necesidad de ser abordado desde el ámbito terapéutico correspondiente se hará evidente.
Las terapias para adolescentes pueden ser abordadas, como en todo espacio terapéutico, de diversas formas.
El trabajo del profesional de la salud se orientará hacia el adolescente, brindando además herramientas a padres o madres, para que la evolución sea acompañada de forma integral y puedan reforzar en casa lo que se trabaja en la sesión de terapia.
Existen, además, diferentes disciplinas como por ejemplo el Yoga o el Mindfulness, que pueden aportar herramientas de meditación y respiración muy interesantes.
Complementar las terapias incluyendo este tipo de herramientas que ayudan a bajar la ansiedad, a detectar emociones y poder expresarse de manera saludable, siempre es recomendable.
¿Cuáles son los problemas de conducta en adultos?
Los problemas de conducta o trastornos en el comportamiento no discriminan edades. Todas las personas, en cualquier etapa vital, podemos padecerlos.
Como hemos mencionado antes, cuanto antes se detecten y la persona pueda tratarse mejor. Contará así con mayor cantidad de recursos para afrontar los obstáculos y gestionar las situaciones conflictivas de modo más saludable.
Algunos problemas de conducta más frecuentes en los adultos son:
- Problemas de personalidad:
- Dificultades para adaptarse al entorno.
- Establecen relaciones conflictivas.
- Presentan signos de inestabilidad emocional.
- Baja tolerancia a la frustración.
- Dificultades para adaptarse a cambios repentinos o situaciones que generen tensión.
- Baja autoestima.
- Percepción distorsionada de sí mismos.
- Pensamientos negativos respecto del mundo o de las personas que los rodean.
- Consumos problemáticos y conductas adictivas:
- Comportamientos agresivos o violentos.
- Mentiras
- Relaciones familiares conflictivas o disfuncionales.
- Dificultades de relacionarse con jefes o superiores.
- Disminución del rendimiento laboral.
- Dificultad de concentración.
- Alteraciones de conducta en la capacidad intelectual
- Daños físicos hacia uno mismo (Autolesiones).
- Agresividad o violencia hacia otros.
- Destrucción de objetos o espacios.
- Retraimiento
- Falta de atención.
- Impulsividad
- Hiperactividad
- Conductas sexuales inapropiadas.
- Conductas sociales inapropiadas.
En rasgos generales, los antes detallados son algunos indicios que debemos tener en cuenta a la hora de detectar algún trastorno de conducta en uno mismo o en otro.
Por supuesto que no siempre este tipo de manifestaciones implica la necesaria condición de estar padeciendo algún tipo de trastorno. Pero sí es importante poder observar y permanecer atentos y abiertos a la escucha permitiendo que el otro se exprese.
Tratar los trastornos de conducta en la Terapia Cognitivo-Conductual
Para comenzar, primero se deben registrar aquellas conductas atípicas. Esto puede ser realizado por los mismos padres plasmando en un papel cuáles son los problemas y conductas disruptivas que van sucediendo a lo largo del día.
En dicho registro es importante mencionar:
- Cómo es la conducta anómala registrada.
- La intensidad y frecuencia de la misma.
- Relación de los síntomas con el entorno.
- Desarrollo de los mismos a lo largo del tiempo.
Una vez identificados los problemas de conducta los mismos se tratan a través de diversas técnicas.
Algunas de las técnicas para aumentar los comportamientos positivos son:
Economía de fichas: En un calendario se registran aquellas conductas positivas del niño mediante una señal, marca, pegatina, etc. Cuando se logran determinada cantidad de señales se le otorga un premio acordado previamente.
Contrato de contingencias: El objetivo es aumentar conductas positivas que actualmente no suceden. Para ello, se utiliza un reforzador positivo de gran importancia para el niño. Se establece un contrato entre los padres o profesores y el niño estableciendo lo que este consigue realizando la conducta positiva.
Técnicas de reforzamiento: Se trata de comunicar halagos cuando el niño realiza un comportamiento positivo.
Algunas técnicas para eliminar problemas de comportamiento son:
Extinción: En esta técnica se trata de ignorar aquellas conductas inapropiadas que realice el niño. Al comienzo de utilizar esta técnica puede suceder que el niño aumente aún más el mal comportamiento ya que busca llamar la atención mediante el mismo. A esto se le llama “estallido de extinción”. Si este comportamiento continúa siendo ignorado el mismo irá disminuyendo ya que no provoca el objetivo buscado de llamar la atención.
Corrección verbal: Se debe realizar una comunicación verbal en positivo. Por ejemplo: en vez de decir “no le grites a tu amigo” decir “Háblale bien a tu amigo”. Esto permite que el “no” sea utilizado para ocasiones más graves.
Como hemos visto, los problemas de conducta son comunes y pueden aparecer en cualquier etapa del desarrollo vital de la persona. Lo más importante es detectarlos a tiempo y pedir ayuda profesional en el caso de que la conducta no desaparezca con el tiempo o por el contrario aumente e interfiera en la vida de la persona que los presenta y en sus familiares y entornos más inmediatos. Como padres, cuidadores y/o tutores debemos estar alerta ante cualquier cambio de comportamiento que muestre nuestro hijo o adolescente y así evitar que un mal comportamiento derive en un problema más grave y difícil de tratar.